Karadima en Juicio No admite NADA: Con insultos propinados por una mujer que se identificó sólo como Mariela —quien dijo haber acudido para “desahogarme” debido a que un sacerdote “abusó de mi sobrino”— fue recibido poco antes de las 9 de la mañana el ex párroco de El Bosque, Fernando Karadima, a su llegada al 34.o Juzgado del Crimen de Santiago, a la diligencia clave de esta investigación: el careo entre él y —en un encuentro uno a uno— los cuatro denunciantes de abusos sexuales en su contra.
Una jornada de tensión que ya las horas anteriores quitó el sueño a algunos de sus protagonistas. El propio Juan Carlos Cruz anoche agradecía los numerosos twitters de ánimo que recibía:“Emocionado con todos sus mensajes. Día dificil mañana y ni me imagino como será”, escribió, poniendo fin a su comunicación... aunque dos horas después reconocería “Qué difícil quedarse dormido”.
Ortiz Quiroga: “El padre está aquí, disponible para la diligencia”
Karadima arribó al edificio ubicado frente a la Penitenciaría en el auto Mercedes Benz de su abogado, Cristián Muga, quien conducía el vehículo.
Una cuadra antes de estacionar, fue abordado por la mujer, que golpeó el vidrio fuertemente, y luego lo increpó: “Púdrete en el infierno, viejo de...”.
Por su cuenta, llegaron sus otros abogados, Luis Ortiz Quiroga y Leonardo Bataglia.
Durante el primer careo, realizado con el abogado Fernando Batlle, Ortiz, Bataglia y Muga esperaron en una sala del tribunal.
En ese contexto, Ortiz se limitó a decir: “El padre está aquí, disponible para la diligencia”.
Primer encuentro con quien el Vaticano acreditó como víctima a menor de edad
Frente a la ministra, Karadima estuvo por primera vez a solas —desde conocidos los hechos— con el único denunciante que el Vaticano acreditó que era menor de edad al momento de los abusos.
El careo duró 45 minutos .
A la salida, la expectación periodística era creciente, pero Batlle fue escueto: Sólo dijo estar “tranquilo” y caminó rápido hacia su auto, arrancándolo sin responder preguntas.
Minutos después, llegaron caminando sonrientes los otros tres denunciantes: Cruz, José Andrés Murillo y James Hamilton, junto al abogado Juan Pablo Hermosilla.
Cruz, quien sería el siguiente en los careos, dijo: “No sé lo que me espera, pero estoy muy listo y muy tranquilo... No es fácil... Voy a pasar después el mal rato con la gente que me quiere”.
“Mi careo duró una hora y media. Lo vi tremendamente soberbio, para nada enfermo. Sigue sosteniendo que esta es una confabulación de nosotros cuatro y otra gente más. Dice que somos unos mentirosos, no reconoce nada”, afirmó a «La Segunda» Cruz.
Murillo entró a las 12:30
Murillo en tanto entró a las 12:30 para el cara a cara. Afuera del recinto lo esperaban familiares: el papá y un tío. Se trató de una diligencia corta, pues pasadas las 13:00 se vio salir a Murillo y entrar a James Hamilton.
“Estamos aquí para apoyarlo. Hablé con él en la mañana y estaba muy tranquilo”, dijo José Andrés Murillo padre.
Su tío, en tanto, Gustavo Adolfo Murillo, psiquiatra y perito —a su cargo estuvo hacer un informe sobre los abusos del cura Tato— explicó: “Somos una familia aclanada. Ha sido una cosa muy dolorosa. Conozco harto de abuso y acompañar a la gente en estos momentos difíciles es importante”.
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