El presidente constitucional de Chile, Salvador Allende, se suicidó el 11 de septiembre de 1973, antes que entregarse a los militares golpistas que bombardeaban el palacio de la Moneda. Así lo ha dejado establecido, por fin de manera oficial, el equipo forense que se ha encargado de examinar sus restos y proporcionar una versión formal de lo ocurrido. El informe pericial, que confirma la versión más extendida, fue hecho público ayer en Santiago de Chile por la propia hija del presidente, la senadora socialista Isabel Allende.
El médico forense español Francisco Etxeberría, que participó en la nueva autopsia, manifestó a El PAÍS: "Con base en argumentos técnicos y científicos podemos asegurar que la muerte del presidente Salvador Allende se produjo como consecuencia directa de un disparo realizado bajo el mentón que le produjo la destrucción de la cabeza y la muerte inmediata, lo que interpretamos como suicida desde la perspectiva forense".
El cuerpo de Salvador Allende fue exhumado el pasado 23 de mayo en el Cementerio General de Santiago de Chile por orden del juez Mario Carroza, que investiga las circunstancias exactas de 726 casos de personas muertas o desaparecidas a raíz del golpe de Estado del general Augusto Pinochet aun no aclaradas de manera fehaciente. El examen de los restos de Allende fue encargado a un equipo de 12 forenses, siete chilenos y cinco extranjeros, entre ellos el experto español.
La decisión de proceder a la exhumación del cuerpo del presidente chileno se debió a las dudas que planteó un informe realizado en 2008, según el cual el cuerpo de Allende podía presentar dos disparos, lo que dejaba abierta la posibilidad de que hubiera sido asesinado por los militares o asistido en un suicidio fallido. Etxeberría ha confirmado que, según este nuevo y definitivo examen, no existe más que una herida, lo que confirma la versión del suicidio, mantenida por uno de los médicos personales del presidente, Óscar Soto Guzmán. Según su relato, publicado en 1998, Soto vio a Salvador Allende minutos antes de que se dispara un tiro y otro médico, Patricio Guijón, que entró instantes después en la misma sala, encontró al presidente sentado en un sillón y muerto. "La caja craneana ha estallado", le dijo.
El doctor Etxeberría aseguró que el grupo forense que realizó el examen, a petición de las actuales autoridades chilenas y de acuerdo con los familiares del presidente, contó con todos los medios necesarios para poder realizar su labor. "Además se nos autorizó el acceso a toda la documentación que se ha generado en este tema, incluyendo la instrucción realizada por la Fiscalía Militar en 1973", precisó.
El golpe de Estado y la muerte de Allende, protagonista del primer intento en América Latina de que un gobierno de Unidad Popular, formado por partidos de izquierda y de centro izquierda, incluido el Partido Comunista de Chile, alcanzara, y ejerciera el poder, a través de una victoria en las urnas, tuvo un formidable impacto internacional y marcó el inicio de una las épocas mas negras de la historia latinoamericana.
Aclaradas formalmente las circunstancias de la muerte del presidente Allende, Chile tiene aún que resolver otros dos casos que siguen rodeados por las sombras: el probable envenenamiento del ex presidente demócrata cristiano Eduardo Frei Montalva, que murió en 1982, a los 71 años, cuando se encontraba internado en una clínica privada de Santiago, y el fallecimiento, 12 días después del golpe de Estado de 1973, del poeta y Premio Nobel Pablo Neruda, atribuida hasta ahora a un cáncer avanzado, pero sobre el que también han surgido algunas sospechas en los últimos años.
El médico forense español Francisco Etxeberría, que participó en la nueva autopsia, manifestó a El PAÍS: "Con base en argumentos técnicos y científicos podemos asegurar que la muerte del presidente Salvador Allende se produjo como consecuencia directa de un disparo realizado bajo el mentón que le produjo la destrucción de la cabeza y la muerte inmediata, lo que interpretamos como suicida desde la perspectiva forense".
El cuerpo de Salvador Allende fue exhumado el pasado 23 de mayo en el Cementerio General de Santiago de Chile por orden del juez Mario Carroza, que investiga las circunstancias exactas de 726 casos de personas muertas o desaparecidas a raíz del golpe de Estado del general Augusto Pinochet aun no aclaradas de manera fehaciente. El examen de los restos de Allende fue encargado a un equipo de 12 forenses, siete chilenos y cinco extranjeros, entre ellos el experto español.
La decisión de proceder a la exhumación del cuerpo del presidente chileno se debió a las dudas que planteó un informe realizado en 2008, según el cual el cuerpo de Allende podía presentar dos disparos, lo que dejaba abierta la posibilidad de que hubiera sido asesinado por los militares o asistido en un suicidio fallido. Etxeberría ha confirmado que, según este nuevo y definitivo examen, no existe más que una herida, lo que confirma la versión del suicidio, mantenida por uno de los médicos personales del presidente, Óscar Soto Guzmán. Según su relato, publicado en 1998, Soto vio a Salvador Allende minutos antes de que se dispara un tiro y otro médico, Patricio Guijón, que entró instantes después en la misma sala, encontró al presidente sentado en un sillón y muerto. "La caja craneana ha estallado", le dijo.
El doctor Etxeberría aseguró que el grupo forense que realizó el examen, a petición de las actuales autoridades chilenas y de acuerdo con los familiares del presidente, contó con todos los medios necesarios para poder realizar su labor. "Además se nos autorizó el acceso a toda la documentación que se ha generado en este tema, incluyendo la instrucción realizada por la Fiscalía Militar en 1973", precisó.
El golpe de Estado y la muerte de Allende, protagonista del primer intento en América Latina de que un gobierno de Unidad Popular, formado por partidos de izquierda y de centro izquierda, incluido el Partido Comunista de Chile, alcanzara, y ejerciera el poder, a través de una victoria en las urnas, tuvo un formidable impacto internacional y marcó el inicio de una las épocas mas negras de la historia latinoamericana.
Aclaradas formalmente las circunstancias de la muerte del presidente Allende, Chile tiene aún que resolver otros dos casos que siguen rodeados por las sombras: el probable envenenamiento del ex presidente demócrata cristiano Eduardo Frei Montalva, que murió en 1982, a los 71 años, cuando se encontraba internado en una clínica privada de Santiago, y el fallecimiento, 12 días después del golpe de Estado de 1973, del poeta y Premio Nobel Pablo Neruda, atribuida hasta ahora a un cáncer avanzado, pero sobre el que también han surgido algunas sospechas en los últimos años.
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